jueves, 9 de junio de 2011

9 JUNIO

Para empezar, FELICIDADES. Allá donde estés, FELICIDADES. Qué curioso que haya tardado tres años en sentir la necesidad de volver a felicitarte en este día, en tú día. Imagino que será el tiempo, que ¿todo lo cura? Será el tiempo, seguro. Pero de curarlo todo, nada de nada. Hay cosas que no se curan. Hay ausencias que, por mucho que pase el tiempo, no se entienden y la tuya es una de ellas. Tantas cosas se han quedado en el tintero, tantas conversaciones nos han quedado pendientes, tanto nos ha faltado por vivir juntos, que es imposible imaginar que el tiempo sea capaz de curar. Hoy he vuelto a imaginarte abriendo tu regalo, ¿te acuerdas?, (“no te preocupes, que tengo sin abrir el del año pasado”) cuando en realidad no había tal regalo. El regalo, el auténtico regalo para nosotros, era tu presencia, la certeza de tenerte siempre ahí, siempre como referencia, aunque pensaras que ya no te necesitábamos. Hoy he vuelto a verte en tantos días como éste. Otros días, todos los días, te he visto en tantos días diferentes. Pero la ausencia es irresistible, insuperable, por mucho que pase el tiempo. He tardado tres años, pero lo he vuelto a hacer, he conseguido felicitarte.
Por cierto, no sé si te lo he dicho, FELICIDADES PAPÁ. Un beso